sábado, 21 de abril de 2012

Delicatessen








Una de las razones por la que nos gusta tanto el chocolate es el simple placer físico que nos produce no solo el hecho de saborearlo, sino también de quitarle el envoltorio, olerlo y contemplarlo. Cuando rompemos una tableta o abrimos una caja de bombones, nuestro sentido de la anticipación empieza a trabajar. El aroma del chocolate de calidad es como un buen perfume. Cuando hace crack nos resulta muy agradable, y cuando el chocolate pasa a través de nuestros labios, se funde en nuestra boca produce una sensación exquisitamente placentera.